El bióxido de titanio (TiO2) es un compuesto químico que se encuentra de forma abundante en la naturaleza. Fue identificado por primera vez en 1791.
Para su uso industrial se obtiene a partir de minerales que lo contienen, como el rutilo y la anatasa, los cuales se extraen y se procesan químicamente para eliminar las impurezas y obtener un polvo muy blanco, el bióxido de titanio.
La relevancia del bióxido de titanio viene de sus propiedades ya que al ser una de las substancias químicas más blancas que existen, refleja todo el espectro de luz visible, no se decolora, cuenta con un índice de refracción de la luz muy alto, tiene una alta opacidad, un alto poder cubriente, es inerte y de baja toxicidad.
Se conoce también como dióxido de titanio o blanco de titanio. Se comercializa en forma de un polvo fino blanco inodoro e insaboro.
Debido a estas propiedades el bióxido de titanio tiene una infinita gama de aplicaciones por lo que se encuentra en miles de productos manufacturados principalmente como pigmento de uso general. Es el pigmento inorgánico con más importancia con una producción de siete millones de toneladas anuales a nivel mundial.
Se puede decir que se encuentra en miles de productos de consumo en varias industrias, algunas de las aplicaciones son:
Artes gráficas: Fabricación de tintas, para recubrir papel, como colorante para pinturas al óleo y lápices de color blanco.
Fabricación de pinturas: Colorante para pinturas, esmaltes, lacas, adhesivos y revestimientos industriales.
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