El regreso a clases siempre trae consigo una lista de artículos que necesitamos comprar, y entre ellos, el papel es uno de los más importantes. Ya sea para tomar notas, hacer tareas, imprimir trabajos o incluso para proyectos creativos, el papel está en todas partes. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué pasa detrás de todo el proceso que hace que el papel llegue a tus manos?
Desde el momento en que se extrae la madera hasta que llega a ser ese cuaderno o hojas que usas en clase, hay mucha química involucrada. En este artículo, vamos a explorar cómo la química juega un papel (y nunca mejor dicho) en la fabricación del papel y cómo la ciencia ha hecho que este proceso sea más eficiente y amigable con el medio ambiente.
¿Qué es el papel?
El papel es básicamente una hoja plana que usamos para escribir, imprimir o envolver cosas. Está hecho principalmente de celulosa, una fibra que se extrae de las plantas, sobre todo de la madera de árboles como el pino, el abeto o el eucalipto. Pero, ¿por qué no es solo madera triturada? La respuesta está en cómo se procesa esa madera para convertirla en un material flexible, liso y resistente.
Aunque parezca algo simple, el proceso de hacer papel involucra varios pasos químicos bastante interesantes, que vamos a descubrir ahora.
La química en la fabricación del papel
La producción del papel comienza con la pulpa, una mezcla de fibras vegetales que se obtienen principalmente de la madera. A continuación, vamos a ver cómo la química interviene en los diferentes pasos para convertir esa pulpa en papel listo para usar.
Extracción de las fibras de madera
El primer paso es obtener las fibras de celulosa de la madera. Las fibras largas de la madera son lo que nos interesa, ya que son las que le dan al papel su resistencia. Pero la madera también contiene lignina, que es una especie de “pegamento” natural que mantiene las fibras unidas. Sin embargo, la lignina no es buena para hacer papel, ya que debilita el material, así que debe eliminarse durante el proceso.
Pulpeado y eliminación de la lignina
Para obtener la pulpa, las fibras de la madera se separan. En esta etapa es donde la química realmente entra en acción, ya que se usan productos químicos para disolver la lignina y separar las fibras de celulosa.
• Pulpeado mecánico: Este método usa presión y calor para separar las fibras, pero no elimina toda la lignina, lo que hace que el papel sea más débil. Este tipo de pulpa se usa principalmente para papel de menor calidad.
• Pulpeado químico: Aquí, se utilizan productos como hidróxido de sodio (NaOH) y sulfuro de sodio (Na2S), que a altas temperaturas descomponen la lignina, separando las fibras más fácilmente. Este proceso produce una pulpa de mejor calidad, ideal para hacer papeles más resistentes.
Blanqueo de la pulpa
Después de eliminar la lignina, la pulpa todavía puede tener un color marrón debido a residuos de lignina. Para obtener ese papel blanco y brillante que conocemos, la pulpa pasa por un proceso llamado blanqueo, que utiliza productos químicos como dióxido de cloro (ClO2), peróxido de hidrógeno (H2O2) o hipoclorito de sodio (NaClO). Estos compuestos oxidan la lignina, ayudando a eliminarla completamente y dejando la pulpa de color blanco.
Formado, secado y toques finales
Una vez que la pulpa ha sido blanqueada, se lleva a una máquina de papel, donde se forma una lámina continua de papel. Aquí, las fibras de celulosa se distribuyen uniformemente y se prensan para eliminar el exceso de agua. Después, el papel se seca con calor para eliminar la humedad restante y hacer que las fibras se adhieran firmemente.
Para que el papel tenga las propiedades que necesitamos (como suavidad, brillo, resistencia), se le pueden agregar diferentes aditivos químicos. Algunos de estos son:
• Cargas como el carbonato de calcio (CaCO3), que ayudan a darle brillo y opacidad al papel.
• Resinas y almidones, que se usan para mejorar la resistencia y durabilidad del papel.
• Colorantes y tintes si el papel es de colores o si se necesita un acabado especial.
• Recubrimientos como el látex o el silicato, que se usan para darle al papel un acabado más suave y facilitar la impresión.
Tipos de papel y sus usos en la escuela
El papel que usamos en clase no es todo igual. Dependiendo de cómo se procesa, el papel puede tener diferentes características, lo que lo hace más adecuado para ciertas tareas. Aquí algunos de los tipos de papel más comunes que usamos en la escuela:
• Papel de impresora: Este es el papel blanco y suave que usamos para imprimir documentos. Es ideal para que las impresoras o fotocopiadoras funcionen bien, y su capacidad para absorber tinta depende de los productos químicos utilizados durante su fabricación.
• Papel reciclado: Como su nombre indica, este papel se hace a partir de papel que ya ha sido usado. Es una opción más ecológica porque ayuda a reducir la cantidad de árboles talados y utiliza menos energía que hacer papel nuevo desde cero.
• Papel kraft: Es el papel marrón que se usa para empaques y bolsas. Tiene una textura más gruesa y resistente, ideal para envolver cosas.
• Papel fotográfico: Este tipo de papel tiene un recubrimiento especial que lo hace perfecto para imprimir fotos de alta calidad. El recubrimiento ayuda a que la tinta se adhiera mejor y que las imágenes se vean nítidas.
Impacto ambiental en la industria del papel
Aunque el papel es muy útil, su producción tiene un impacto ambiental considerable, principalmente debido a la tala de árboles, el consumo de agua y la energía utilizada. Sin embargo, la industria del papel ha avanzado mucho en términos de sostenibilidad.
Una de las mejores alternativas es el papel reciclado, que ayuda a reducir la necesidad de cortar más árboles y disminuye la cantidad de residuos. Además, las empresas están mejorando sus procesos para hacerlos más eficientes y menos contaminantes. La química también juega un papel importante aquí, ayudando a desarrollar métodos más ecológicos para hacer papel, como el uso de productos químicos menos dañinos o el ahorro de energía.
¿Cómo podemos contribuir al cuidado del medio ambiente en el regreso a clases?
El regreso a clases es una buena oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos contribuir al cuidado del medio ambiente mediante un uso más responsable del papel. Optar por papel reciclado ayuda a reducir la demanda de madera y fomenta el reciclaje; además, es importante reciclar el papel que ya no necesitamos para que pueda ser reutilizado. Imprimir solo cuando sea necesario también reduce el desperdicio, especialmente cuando la información puede consultarse en formato digital. Asimismo, conviene elegir productos de papel ecológicos, elaborados con fuentes renovables o mediante procesos sostenibles. Este regreso a clases, tomar decisiones más conscientes respecto al papel puede marcar una diferencia positiva para el planeta.










